Algunos detractores de los derechos de propiedad intelectual (DPI) alegan que las mismas impiden el desarrollo de las empresas medianas y pequeñas locales. ¿Qué pasaría si la situación fuera a la inversa? Existen muchas PyMEs innovadoras que exportan gran parte de su producción y mantiene estos mercados gracias a estos derechos y la protección de sus marcas.
Algunas firmas desarrollan productos y servicios cuyos mercados locales son muy pequeños para que su modelo de negocio sea rentable. Por ello, incursionan en plazas extranjeras donde el consumo de los mismos es mayor. Si estas empresas no tuvieran sus inventos protegidos, cualquier compañía foránea con mayor estructura y respaldo financiero podría copiar el producto, compitiéndoles con mejores condiciones y menores costos.
El argentino Hugo Olivera inventó un innovador sacacorchos para botellas de Champaña. Junto a su socio, Eduardo Fernández, optimizó el prototipo y solicitaron patentes en más de 25 países (Argentina, Brasil, México, EE.UU, Canadá, Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda y otros). Esto fue necesario aún antes de salir a buscar socios financieros. Gracias a este resguardo, hoy la firma Descorjet SA comercializa el 90% de su producción en el mercado europeo, norteamericano, Australia y Nueva Zelanda.
Como un ejemplo de producto más elaborado y de mayor valor agregado, podemos mencionar a la máquina de cosechar aceitunas diseñada por “Los Olivares” de Venado Tuerto. La empresa exporta la mitad de su producción y tiene entre sus principales clientes empresas olivícolas de Europa, mercado que concentra el 60% de la olivicultura mundial.
Otro caso exitoso de internacionalización es Globant, un proveedor de servicios de desarrollo de software y administración de infraestructuras informáticas que tiene como cliente a grandes multinacionales en el exterior. La explotación rentable de estos recursos no serían posible sin un instrumento que le asegure el derecho de propiedad de estos intangibles.
El desarrollo de mercados externos también significa una importante inversión en posicionar a la empresa como innovadora, confiable y solvente. Todo este trabajo se construye en base a una marca, la cual es muy importante registrar en las plazas donde se quiera ingresar para evitar confusiones y que otras empresas se aprovechen de la labor realizada.
En un contexto internacional de alta competencia y consumidores cada vez más exigentes, tener productos innovadores que diferencien la oferta y una imagen de estar siempre en lo último en diseño y tecnología, es una gran ventaja competitiva que se debe resguardar.
El autor: Pablo F. Abram es director de PA Consultores – Consultora en Optimización Comercial.